No juzguemos a nuestros amigos, que después de igual manera nos juzgarán a nosotros. Pidamos a Dios ser diferentes, que todas nuestras oraciones las escuche, y que nos ayude con todo lo que hoy nos angustia. Recuerda que Él murió por ti, por mí, y por el mundo entero. Y aun así… ¿de verdad crees que no escuchará una oración tuya?!!!.